El serrucho de la economía

Los motivos detrás del comportamiento cíclico de la economía argentina. Vuelve el tema de la deuda. Los indicadores de la semana y algunas cositas más.

Hola, ¿cómo andás? En el último newsletter vimos lo importante que es para un país que su nivel de producción (PBI) aumente año a año y, a partir de eso, identificamos el gran drama de la economía argentina, su incapacidad para mantener un crecimiento sostenido. O sea, te conté “cuál” es el problema. Hoy quiero que veamos “cómo” sucede.

Estamos yendo de lo general a lo particular. Teneme paciencia, ya vamos al llegar al por qué. Pero para eso primero hay que realizar una descripción del problema. Sin entender qué es lo que está pasando no vamos a poder identificar las causas (y sus posibles soluciones).

Volvamos al gráfico del PBI que vimos la semana pasada. Acá se ven con claridad dos etapas: una de crecimiento sostenido, 2004-2011, donde el PBI se expandió a una tasa promedio de casi 6% anual (salvo por el 2009, que fue la crisis internacional); y otra de estancamiento, 2011-2019, donde la tasa de crecimiento del PBI fue incluso negativa, de -0,3% anual. El otro aspecto interesante de esta segunda etapa es que muestra un comportamiento tipo “serrucho”, es decir se alternan años de caída en el PBI (los pares) seguidos de años de recuperación en los impares (excepto 2019, donde el PBI se redujo por dos años consecutivos).

PBI a precios constantes para el período 2004-2019 (en millones de pesos)

Fuente: INDEC

Enfoquémonos en esta segunda etapa. ¿Por qué tiene ese comportamiento? Para responder eso, primero hay que mirar lo que sucedió con el tipo de cambio. Como se desprende del gráfico a continuación, cada recesión del PBI fue precedida por una devaluación del tipo de cambio (principios de 2014, fines de 2015, mediados de 2018 y otra a mediados de 2019). Incluso lo mismo sucedió en 2009.

Tipo de cambio mayorista 2005-2019 (variación anual en %)

Fuente: BCRA

El principal impacto que tiene la devaluación es el incremento de los precios, fundamentalmente porque se encarecen todos los insumos importados que se utilizan para producir. Imaginate, por ejemplo, una empresa argentina que hace heladeras y para eso necesita importar el termostato, porque acá no se fabrica. Supongamos, para hacer cuentas sencillas, que sale USD 20 y que el tipo de cambio de ese momento es de 10 $/USD. Esto significa que dicho insumo le cuesta a la empresa $200. Ahora supongamos que el tipo de cambio se devalúa un 30%, pasando a cotizar 13 $/USD. La empresa ahora pagará el insumo $260, es decir, un 30% más caro (que es lo que aumentó el dólar). Esto mismo sucede con todos y cada uno de los insumos importados que utilizan todas las empresas del país. Como estos insumos son parte de los costos de producción, las empresas los trasladan rápidamente a los precios de venta, provocando el aumento de la inflación.

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Como se puede ver en el siguiente gráfico, cada una de las devaluaciones provocó un salto inflacionario, que luego a medida que se estabilizaba el tipo de cambio se iba disipando. Otro aspecto -más preocupante- que salta a la vista es que la tendencia de la inflación es creciente, superando el 50% anual para fines de 2019.

Índice de precios al consumidor 2005-2019 (variación anual en %)

Fuente: Instituto de Trabajo y Economía (ITE)

La explicación no termina acá. El rápido aumento de los precios se traduce en una caída automática del poder adquisitivo de los salarios, lo que implica una contracción fuerte del consumo y, por lo tanto, un freno en las ventas de las empresas, que recortan la producción y las inversiones. Se produce así una recesión económica.

Posteriormente, vienen los aumentos salariales para recuperar el poder de compra perdido, que combinado con la estabilización del tipo de cambio y la reducción de la inflación, llevan a la recuperación del consumo, la inversión y por lo tanto del PBI.

Evolución del salario real 2005-2019 (índice RIPTE, deflactado por IPC ITE)

Fuente: Instituto de Trabajo y Economía y Ministerio de Trabajo.

Se cierra así el ciclo. Una fase de recesión (devaluación, salto inflacionario y caída del poder adquisitivo), seguido de una recuperación (estabilización del tipo de cambio y de la inflación, acompañado de la mejora en el poder de compra), que nos hace ir y venir, pero sin crecer. “Stop and go” fue el término acuñado en los ’70, donde se observó un comportamiento similar del PBI.

¿Y 2012? Cierto, la caída de ese año no se ajusta a la explicación. No hubo devaluación, salto en los precios o caída de los salarios. Pero eso fue por el surgimiento del “cepo” cambiario, que comenzó en 2011 pero que se puso operativo en 2012 (la brecha con el oficial a fines de 2011 era de 15%, mientras que para fines de 2012 saltó al 43%), tras la fuerte sequía que impactó en las exportaciones.

A modo de conclusión, de lo anterior se desprende que la raíz del problema se encuentra en las devaluaciones del tipo de cambio, que combinado con los saltos inflacionarios se traducen en el estancamiento cíclico que presenta la economía argentina desde hace años.

Con esto nos acercamos un poco más a las causas del problema, que como te habrás dado cuenta están asociadas al valor del dólar (algo de eso ya vimos en un newsletter anterior), así que la próxima nos metemos de lleno con eso.

Los indicadores económicos, en cuarentena

  • Resultado fiscal del Gobierno Nacional: Los datos fiscales de mayo siguen mostrando el impacto de la pandemia. Por un lado, la recaudación tributaria se desplomó y aumentó menos del 3% respecto al mismo mes del año anterior, mientras que el gasto público prácticamente se duplicó (+97% anual), explicado por las medidas implementadas para sostener los ingresos de la población y las empresas. Esta diferencia hizo que el déficit fiscal total se incrementara a $ 308.200 millones. Seguramente vas a ver varias notas vinculando el aumento del déficit con la inflación, esto te puede servir para entender mejor la discusión.
  • Producto Bruto Interno: El INDEC publicó los datos del PBI para el primer trimestre del año, que arrojó una caída de casi 5% respecto del trimestre anterior. Es un dato preocupante, no solo por la magnitud de la caída, sino porque fue antes de que se implementara la cuarentena, anticipando una caída mayor para el segundo trimestre del año.
  • Desempleo: Junto con el dato del PBI, el INDEC también publicó los resultados del mercado laboral para el primer trimestre del año. Como dato alentador, la tasa de desempleo se mantuvo prácticamente inalterada respecto del año anterior, ubicándose en 10,4%. El dato más preocupante es que se observa un incremento en la precarización (acá más información al respecto)

¿Más economía?

La negociación de la deuda se sigue extendiendo, ahora hasta el 24 de julio. El gobierno mejoró su oferta y parecía que eso acercaba el acuerdo, pero luego se alejó tras las contrapropuestas de los bonistas (no solo por los montos sino también por las cláusulas legales que pedían). Recomiendo este hilo que resume bien el estado actual (y para más información, el informe completo que figura al final). Hay 2×1 de la deuda, porque además te recomiendo el podcast Realidad Conversada (con estos dos capítulos sobre el tema).

El BID elaboró un tablero visual muy interesante sobre la movilidad de las personas, con estadísticas actualizadas día a día y por regiones y provincias de 22 países de América Latina y el Caribe (incluida Argentina).

Hace varios días hubo un seminario muy interesante sobre el impacto del COVID-19 (obvio), pero vinculado con los sectores productivos (el agropecuario, el energético, la industria) donde disertaron especialistas de cada área. Se puede ver completo acá.

Por último, si te interesa entender mejor el fenómeno de la globalización y hacia dónde nos va a llevar la tecnología de la información, te recomiendo mucho el libro La gran divergencia, de Richard Baldwin.

Hasta acá llegamos por hoy. Ojalá que algo de todo esto te haya servido para que ahora entiendas un poco más de esta cosa tan difícil que parece la economía argentina. 

Espero tu respuesta. Te mando un abrazo grande.

Juanma

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Me dedico a estudiar la macroeconomía argentina, algo que en este país debe ser similar a tener un doctorado en física molecular. Soy magister en Desarrollo Económico en la UNSAM y estoy haciendo el Doctorado homónimo en la UNQUI. Padre de gemelas y docente universitario.